Immune to Cancer: The CRI Blog

Subscribe

Share

Gene Ogle’s Immunotherapy Story

Cáncer de páncreas | 2009

[Inscribirme en los ensayos clínicos] era una oportunidad para poder contribuir a la investigación del cáncer. Si pudiera ayudar a mi familia o a cualquier otra persona en algún momento, entonces sentiría que todo por lo que pasé valió la pena.

La historia de Gene

Gene Ogle, de 58 años, perdió a su padre por un cáncer de páncreas en estadio avanzado, por lo que conoce muy bien la rapidez y brutalidad de esta enfermedad. Cuando en 2009 se enteró de que tenía cáncer de páncreas en estadio I, estaba decidido a evitar repetir la historia de su padre.

Bajo la atención de los médicos del Hospital Johns Hopkins, Ogle se inscribió en un ensayo clínico en el que se administraba la vacuna contra el cáncer GVAX junto con la quimioterapia ciclofosfamida. Cuando le encontraron un segundo tumor después de la cirugía, lo que indicaba que el cáncer había evolucionado al estadio III, se retiró del ensayo original. Después de más quimioterapia y radioterapia, se incorporó a un segundo ensayo en el que se administraba una vacuna contra el cáncer junto con la inmunoterapia ipilimumab.

Hoy, el cáncer de Ogle es estable. En los cuatro años que transcurrieron desde el diagnóstico inicial, conoció a su segundo nieto y viajó a Las Vegas y Orlando con su familia.

Publicado inicialmente el 21 de agosto de 2013.

Preguntas y respuestas

¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer?

Me diagnosticaron cáncer en mayo de 2009. Tengo antecedentes familiares de cáncer de páncreas: mi padre falleció en 1980 de la misma enfermedad. Cuando mi padre recibió el diagnóstico ya estaba en el estadio IV, le dieron de 3 a 6 meses y solo vivió dos. Por fortuna me diagnosticaron mucho antes y, más importante, me pusieron en contacto con el Hospital Johns Hopkins, donde hicieron la operación de Whipple. Pude ingresar a los estudios de vacunas y recibí muy buena atención.

Estaba asustado debido a los antecedentes de mi padre, y lo primero que pensé fue cuánto tiempo me quedaría de vida. Pero, una vez superada la reacción inicial, de inmediato me dije: «Está bien, esta es mi situación y esto es lo que tengo que enfrentar». No era cuestión de rendirme ni de decir que no había nada más que hacer, aunque hubiera sido muy fácil adoptar esa postura por lo de mi padre. Pensé en mis hijos y en mi nieto, y en qué podía hacer para estar cerca de ellos el mayor tiempo posible.

¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla?

Tuve una consulta con un médico tres semanas después del diagnóstico. Fue entonces cuando me enteré de los estudios de vacunas. Como no se pudo coordinar enseguida la operación de Whipple, comencé un estudio de vacunas y seguí con ese estudio luego de la operación. Cuando encontraron el segundo tumor tuve que interrumpir el primer estudio. Me sometí a más tratamientos de quimioterapia y radioterapia para ese segundo tumor y, cuando pareció estar bajo control, me dijeron que podía participar en un segundo estudio de la vacuna.

Para mí, el estudio significó una oportunidad de poder contribuir con la investigación del cáncer. Si pudiera ayudar a mi familia o a cualquier otra persona en algún momento, entonces sentiría que todo por lo que pasé valió la pena. Fue bastante simple para mí. Lo analizamos con mi esposa y tomamos la decisión casi de inmediato. Llamé a mis hijos, hablamos sobre la propuesta de participar en el estudio y me apoyaron. Fue una decisión muy rápida y sencilla.

¿Cómo fue el tratamiento? ¿Tuvo efectos secundarios?

Una de las primeras cosas que me dijo el médico el día que me diagnosticaron fue: «Gene, ya no podrá volver a trabajar. Nos tenemos que concentrar completamente en el tratamiento y la recuperación. Entiendo que trabajar es importante, pero no me vuelva a preguntar por eso».

Sin embargo, en febrero de 2011 me sentía muy bien (bueno, muy bien con respecto a cómo me había sentido en los últimos dos años). Entonces le pregunté si podía volver al trabajo y me permitió trabajar un máximo de 20 horas a la semana. Trabajé unos ocho meses, hasta finales de octubre de 2011. Siempre me sentía cansado después de una jornada de cuatro horas de trabajo; pero hay que decir que tener algún tipo de rutina es muy bueno, tanto mental como físicamente, tener cierta normalidad en la vida.

Tuve que ajustarme a un nuevo estilo de vida porque ya no tengo la capacidad física para hacer las cosas que hacía antes. Mi esposa y mis hijos dicen que nunca tuve demasiada energía antes de que esto sucediera, por lo que no ven mucha diferencia, pero para mí es muy notorio. Sigo haciendo todas las cosas habituales que puedo, como salir y ver amigos, visitar a la familia y a las personas con las que solía trabajar. Fui con mi hijo a Las Vegas para el fin de semana del Super Bowl, y a Disney World en Orlando con mi esposa y mis dos nietos. Por suerte estaba bien de salud y nos divertimos mucho.

Read more:

This website uses tracking technologies, such as cookies, to provide a better user experience. If you continue to use this site, then you acknowledge our use of tracking technologies. For additional information, review our Privacy Policy.