Inmunes al cáncer: el blog del CRI

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Christine Sable’s Immunotherapy Story

Cáncer de ovario | 2003

La historia de Christine

A los 44 años a Christine Sable no le preocupaba mucho el riesgo de padecer cáncer, en particular porque no había antecedentes de cáncer en nadie de su familia. Esta madre de dos hijos, esposa y agente de bienes raíces a tiempo completo llevaba una vida activa y saludable. Pero entonces recibió una terrible noticia que derrumbó a toda la familia.

Tras unos meses con síntomas leves y persistentes y una leve molestia abdominal que fácilmente podría haber ignorado, Christine hizo lo que pensó que sería una visita de rutina al médico. Esa misma semana supo que tenía cáncer de ovario en estadio avanzado, pronóstico sombrío del que más de la mitad de las mujeres diagnosticadas en ese estadio no se recupera.

Durante el siguiente año, Christine se sometió a una cirugía mayor y a una quimioterapia debilitante antes de finalmente inscribirse en un ensayo clínico de una vacuna contra el cáncer de ovario, dirigido por el investigador del CRI, el Dr. Kunle Odunsi del Instituto Oncológico Roswell Park, en Buffalo, Nueva York. El ensayo formó parte de Cancer Vaccine Collaborative, un programa conjunto entre el Cancer Research Institute y el Instituto Ludwig de Investigación sobre el Cáncer para desarrollar vacunas terapéuticas contra el cáncer.

Diez años después, Christine sigue sin cáncer de ovario. Ha desafiado todo pronóstico y cree que es su sistema inmunitario lo que la mantiene sana. Participa activamente en la comunidad de pacientes con cáncer de ovario, donde contribuye a la toma de conciencia sobre la enfermedad y comparte sus propias experiencias con los tratamientos. Cree que conocer los síntomas y asumir la responsabilidad de cuidar nuestra salud es fundamental para recibir el mejor tratamiento y mantenerse sin cáncer.

Publicado inicialmente el 15 de septiembre de 2009. Actualizado el 12 de febrero de 2013.

Preguntas y respuestas

¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer?

Era mayo de 2003. Había notado algunos síntomas menores durante unos tres meses, pero al principio no me alarmaron. Eran cosas habituales como hinchazón, algunos calambres, algo de micción frecuente y cada vez que comía me sentía realmente llena. Como no se iban fui a ver a mi médica de cabecera, que fue muy lista y me mandó a hacerme exámenes de inmediato. El diagnóstico fue una conmoción total para mí, ya que ninguno de mis familiares había tenido cáncer. Pasé de entrar al consultorio un jueves, pensando con mucha inocencia que probablemente no tenía nada malo, a una cirugía abdominal mayor una semana después por cáncer de ovario en estadio avanzado.

¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla?

Al principio, el tratamiento del cáncer fue muy aterrador y abrumador. Me sometí a una cirugía importante (el cirujano dijo que el cáncer se había extendido por mis órganos «como pólvora») y luego a unos seis meses de quimioterapia, que fue un proceso bastante debilitante. Mi médico pudo quitar la mayor parte del cáncer, pero debido a que el riesgo de recidiva es muy alto (alrededor del 80 por ciento), me ofrecieron someterme a más quimioterapia. Consideré las opciones con mucho cuidado y decidí que no quería soportar más quimioterapia. Durante todo este proceso, la lección más importante que aprendí fue que debía asumir mayor responsabilidad y tomar más conciencia sobre mi enfermedad y el tratamiento, y por eso empecé a buscar ensayos clínicos.

Fue mi esposo quien escuchó en un programa de noticias local sobre el ensayo del Dr. Kunle Odunsi con una vacuna. Poco después me postulé para participar en el ensayo, me dijeron que reunía las condiciones y pasé a formar parte del grupo de 18 mujeres del ensayo. El tratamiento duró un año, durante el cual viajé unas 25 veces a Buffalo, Nueva York, para las consultas y las vacunas.

¿Cómo fue el tratamiento? ¿Tuvo efectos secundarios?

No tuve ningún efecto secundario y la vacuna parecía estar dando resultado. El ensayo me pareció una experiencia muy positiva y quedé absolutamente fascinada con los resultados. Hasta la fecha no he tenido recaídas y aún sigo en contacto con el Dr. Odunsi.

Estoy muy contenta con la inmunoterapia. Me gusta la idea de un tratamiento que funcione con el sistema inmunitario propio en lugar de uno tan agresivo como la quimioterapia. Pero también quiero dejar claro que no estoy en contra de la quimioterapia; no quiero que las mujeres que están recibiendo quimioterapia la suspendan. Es probable que pase bastante tiempo antes de que la inmunoterapia se convierta en el tratamiento de primera línea para el cáncer, pero estoy muy ilusionada con las perspectivas.

¿En qué se diferencia la inmunoterapia de otros tratamientos que pueda haber recibido?

La inmunoterapia fue muy diferente a la quimio. En lugar de estar conectada a un vía durante varias horas y luego sufrir náuseas, cansancio y ver cómo se me caía el cabello, era solo un simple pinchazo en el brazo, 15 en total. 

¿Hay algo que le haya sorprendido de su experiencia con el cáncer?

Al principio, el cáncer de ovario me hizo darme cuenta de que la vida no está asegurada y que nadie vive para siempre. Sin duda, nunca más volveré a dar la salud por sentada. Todos los días al despertarme agradezco tener buena salud. Siempre que me siento particularmente bien, recuerdo lo que era no sentirme así y soy consciente de lo afortunada que soy. En general, ahora valoro las pequeñas cosas y trato de no preocuparme por nimiedades; algunas cosas de la vida que nos molestan realmente no son tan importantes. También me di cuenta de que, a pesar de mis cargas, hay personas con mayores problemas y debo agradecer lo que tengo.

¿Qué le gustaría contarle a otros pacientes acerca de la inmunoterapia o de la participación en ensayos clínicos?

Animo a quienes no conocen mucho sobre el cáncer de ovario o quieren aprender más sobre la enfermedad, a que se familiaricen con los síntomas y los factores de riesgo. En Internet se pueden encontrar fácilmente listas con los síntomas. Esa información es clave para la supervivencia: en el 90 por ciento de los casos, el cáncer de ovario diagnosticado en etapa inicial se puede curar. Por desdicha, la mayoría de los casos de cáncer de ovario se detectan demasiado tarde, cuando es muy difícil de tratar. Es muy importante observar los síntomas y actuar desde el principio, y no esperar varios meses como hice yo.

Para quienes tienen cáncer de ovario o están en tratamiento, mi consejo es que investiguen por su cuenta, que hagan preguntas y que consideren la posibilidad de participar en ensayos clínicos. He ayudado a mujeres a buscar ensayos clínicos en línea, porque si bien muchas tienen acceso a Internet actualmente, muchas están demasiado desgastadas emocionalmente como para hacerlo. Muchas veces busco en bases de datos; encontrar estudios y buena información parece ser una de mis destrezas. También recomiendo integrarse a un grupo de apoyo, tanto para dar como para recibir información.

Para quienes son sobrevivientes o están en remisión, mi consejo es que ayuden a otros pacientes con cáncer. Traten de hacer correr la voz y de apoyar y defender a otra persona que pueda tener miedo de hacer preguntas, de buscar una segunda opinión o de cuestionar cualquier cosa sobre su diagnóstico. Ayuden a que participen activamente en su atención médica y el tratamiento, y a decidir sobre su futuro. Quizás hasta puedan acompañarlas a una consulta médica.

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