Pacientes Brendan Connors Area of Research: Melanoma Melanoma Holmdel, NJ Después del cáncer, pude hacer realidad los sueños de mi niñez. Saltar de un avión, escalar en hielo, hacer montañismo en el Gran Cañón; estas son algunas de las cosas que hizo Brendan Connors en 2013 cuando cumplió 30 años. Como fue nadador profesional, está acostumbrado a la actividad física exigente. Pero este joven de 32 años, oriundo de Nueva Jersey, tenía otra razón para tomar las riendas de su vida: había sobrellevado el tratamiento contra el melanoma metastásico, un cáncer de piel que se cobra la vida de casi 10 000 personas en los Estados Unidos cada año. Brendan cuenta que tener aventuras pendientes fue crucial para sobrellevar las cargas emocionales y físicas del tratamiento del cáncer. En su caso, el tratamiento consistió en múltiples intervenciones quirúrgicas seguidas de dos ensayos clínicos de inmunoterapia. El primer ensayo, que se realizó en los Institutos Nacionales de Salud (NIH), incluyó infusiones de sus propias células inmunitarias, reproducidas en miles de millones de copias en el laboratorio. El segundo ensayo, que se llevó a cabo en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, fue una combinación de dos medicamentos de inmunoterapia: ipilimumab (Yervoy®) y nivolumab (Opdivo®). Estos dos fármacos pertenecen a una clase de inmunoterapias denominadas inhibidores de puntos de control, que al «quitar los frenos» al sistema inmunitario permiten un ataque más potente contra el cáncer. Entre los médicos del Memorial Sloan Kettering se encontraban el Dr. Jedd D. Wolchok, Ph. D., director del programa clínico del CRI; la Dra. Margaret Callahan, Ph. D., exbecaria de posdoctorado del CRI, y el Dr. Michael Postow, experto de los seminarios web del CRI. Hablamos con Brendan sobre su diagnóstico de cáncer, los tratamientos de inmunoterapia que recibió y las aventuras que emprendió luego de terminar el tratamiento. CRI: ¿Cómo se enteró de que tenía cáncer?Brendan: En esa época vivía con mi hermano, y un día me rasqué la espalda donde tenía un lunar y empezó a sangrar. Recuerdo que mi hermano me preguntó qué era eso, y yo le dije que no tenía la menor idea, pero que no parecía bueno. En mayo de 2010, fui al médico y me hicieron una biopsia que mostró que el lunar era precanceroso. Terminé sometiéndome a una intervención quirúrgica completa en junio y a dos linfadenectomías a los lados derecho e izquierdo de la axila. En ese verano me hicieron una exploración por PET que mostró que mis ganglios linfáticos estaban sanos. Luego, por noviembre, otra exploración por PET reveló un melanoma metastásico. Tenía un tumor en la zona del hombro y la axila izquierdos, y en el fémur derecho. Así comenzó todo. CRI: ¿Qué hizo entonces?Brendan: Fui a ver al Dr. Mario Sznol en Yale, y juntos analizamos algunas opciones de tratamiento. Me recomendó un ensayo clínico en el NIH con IL-2 y mis propias células inmunitarias. Tras las entrevistas en los NIH, me consideraron un candidato ideal: era joven, no fumaba, nunca había tenido cáncer y no había antecedentes de melanoma en mi familia. Me asignaron un tratamiento que comenzaba inmediatamente después de la Navidad de 2010. CRI: ¿En qué consistió el estudio de los NIH?Brendan: Primero, una intervención quirúrgica para extirpar el tumor del lado izquierdo. Luego, el equipo utilizó las células extirpadas para cultivar en el laboratorio miles de millones de células inmunitarias que combaten el cáncer, y unas dos semanas después me infundieron alrededor de 50 mil millones de esas células. A continuación empezamos el proceso de IL-2. Las células inmunitarias usan la IL-2 para reproducirse en el cuerpo y combatir el cáncer. CRI: ¿Cómo fue el tratamiento con IL-2?Brendan: Hay una escena en la película The Fighter donde Dicky Eklund, interpretado por Christian Bale, pasa por una disminución progresiva del consumo de cocaína y está encerrado en una celda de la cárcel, hecho una fiera, sin poder controlarse a sí mismo… Eso ilustra muy bien lo que fue pasar por IL-2. CRI: ¿Tuvo alguna reacción al tratamiento?Brendan: Entre enero y julio volví cuatro veces a los NIH para controles, y en cada ocasión se veía que el cáncer se achicaba en el hombro, y el fémur ya estaba sano. En julio, la exploración reveló un agrandamiento en el hombro izquierdo. Cuando eso sucedió, no había nada más que el NIH pudiera hacer. Me remitieron al Dr. Sznol, quien me recomendó un ensayo clínico con el Dr. Jedd Wolchok en el Sloan Kettering. En septiembre de 2011 comencé otro ensayo clínico en el Sloan que combinaba ipilimumab con nivolumab. CRI: ¿Cómo fue el ensayo en el Sloan Kettering?Brendan: Tenía que ir cada seis semanas para recibir el tratamiento. Mi reacción a la combinación fue muy buena y la neoplasia maligna del hombro izquierdo se reducía de manera progresiva, pero muy lentamente. De modo que, en junio de 2012, me sometí a otra intervención quirúrgica y extirparon lo que quedaba de la neoplasia maligna. CRI: ¿Tuvo efectos secundarios?Brendan: Cerca del Día del Trabajo tuve una reacción, me salieron ronchas en todo el cuello y la parte superior de la espalda. Tuve que ir al servicio de urgencias para que me administraran un corticoide que contrarrestara la reacción. En la siguiente cita médica mantuvimos una conversación sobre si todavía necesitaba tomar los medicamentos ya que no había rastros de neoplasias malignas. Decidimos que no los necesitaba, por lo que mi último tratamiento fue en septiembre de 2012. CRI: ¿Qué pensaba cuando le decían que la inmunoterapia estaba dando resultado?Brendan: Agradecí en primer lugar a Dios, a los científicos, a los investigadores y a todos los médicos y enfermeras, y también a mi gran familia irlandesa y a mis amigos de toda la vida por su enorme y permanente apoyo. CRI: ¿Con qué frecuencia tiene controles de seguimiento?Brendan: Cada seis meses debo regresar para exploraciones de imagen, que espero que sean cada vez más espaciadas con el tiempo. Estuve en el Sloan hace un par de semanas y la noticia fue que todo está bien. Mi próximo control es en diciembre. CRI: ¿Volvió a su vida normal?Brendan: Intenté mantener mi vida lo más normal posible desde el momento en que me descubrieron el cáncer en noviembre de 2010 hasta ahora. Cuando supe del cáncer, no se lo dije a mucha gente porque no quería que se preocuparan o actuaran diferente. Mi pensamiento era que todo iba a estar bien, que esto no sería nada grave. Recuerdo una vez que recibí el tratamiento en el Sloan y esa misma noche me fui a jugar un partido de vóleibol de playa. ¿Por qué? Porque no quería que me preguntaran por qué no había podido ir al partido. Quería y necesitaba mantener esa sensación de normalidad. CRI: ¿Qué lo ayudó a mantener esa actitud positiva?Brendan: Mientras estaba en el NIH decidí hacer todo lo que había deseado cuando era niño. Así que cuando cumplí 28 años, me compré un Jeep Wrangler. Entré al concesionario y pregunté: «¿Quién quiere venderme un Wrangler? ¡Porque voy a salir de aquí conduciendo uno!». También siempre quise una moto de agua, por lo que terminé comprando una, y además convencí a mi mejor amigo para que se comprara una. La tercera cosa que hice fue una lista de «30 a los 30», que en su mayoría incluía viajes y aventuras. Con la ayuda de mi novia hicimos las 30 cosas en esos 365 días. Con todo eso en mente, me mantuve motivado en todas las exploraciones y los interminables análisis de sangre. CRI: ¿Cuáles fueron algunas de las 30 actividades que hizo al cumplir 30 años?Brendan: Escalada en hielo, paracaidismo, cata de vinos en Napa, recorrimos la costa de California desde San Francisco hasta Los Ángeles, caminé en el letrero de Hollywood, visitamos todos los bordes del Gran Cañón, hicimos senderismo y acampamos en el borde oeste; salimos del Gran Cañón en helicóptero; recorrimos las cuatro esquinas: Colorado, Utah, Nuevo México y Arizona; hicimos una excursión en todoterreno por las Montañas Rocosas; descendimos las aguas bravas del río Arkansas; corrí media maratón; aprendí a hacer snowboard; e hicimos escalada en roca en el Jardín de los Dioses. CRI: ¿Qué le gustaría contarles a otros pacientes sobre la inmunoterapia o sobre la participación en ensayos clínicos?Brendan: Participar en estos ensayos clínicos me salvó la vida. Si participan en uno de estos ensayos en un centro de prestigio, tengan la tranquilidad de que saben lo que están haciendo y lo hacen buscando su bien. Ellos comen, respiran y duermen pensando en la inmunoterapia. Yo no era un número ni una estadística para ellos, era Brendan Connors. Así que les diría que mantengan una actitud positiva y que pregunten, aunque teman escuchar las respuestas. Se trata de sus vidas.