Partidarios Jacques C. Nordeman New York, NY 32 años y más Jacques Nordeman se integró al Consejo Directivo del Cancer Research Institute (CRI) a principios de la década de 1980. En esa época, no había inmunoterapias contra el cáncer. Ahora hay unas 20, entre las que se incluyen tres inmunoterapias activas: Provenge (sipuleucel-T) para el cáncer de próstata, y Yervoy (ipilimumab) y Keytruda (pembrolizumab) para el melanoma. Más de 30 años después, el Sr. Nordeman sigue integrando el Consejo Directivo y, en reconocimiento a sus numerosos aportes al CRI, recibe el Premio Oliver R. Grace Award 2014 por Servicio Distinguido en el Avance de la Investigación del Cáncer. Nos sentamos a conversar con él sobre el CRI, su experiencia con el cáncer y lo que significa recibir este premio. CRI: ¿Cómo se enteró de la existencia del Cancer Research Institute?Sr. Nordeman: Joyce Green, miembro del Consejo Directivo del CRI, se acercó y me preguntó si alguna vez pensaría en la posibilidad de integrar el Consejo Directivo del CRI. Me informé sobre la organización, conocí a algunos miembros del Consejo Directivo y me pareció curioso eso de que el sistema inmunitario pudiera utilizarse para combatir el cáncer. Me resultó emocionante participar en esa misión. Cuando Jill [O’Donnell-Tormey] me dijo, hace poco, que ya hacía más de treinta años que yo estaba en el Consejo Directivo, no podía creerlo. ¡El tiempo vuela! CRI: ¿Cuál es su experiencia con el cáncer?Sr. Nordeman: Hace más de diez años, me diagnosticaron cáncer de próstata. Afortunadamente, como conocía bien a Lloyd [Old], tuve al mejor médico, con más experiencia en cáncer de todo el mundo para conversar sobre a quién debía ver y qué debía hacer. Me orientó personalmente para saber con quién hablar, y siempre valoré muchísimo su sabiduría y su disposición orientarme a lo largo del proceso, a pesar de estar muy ocupado. CRI: ¿Qué fue lo que le entusiasmó del CRI?Sr. Nordeman: En primer lugar, la calidad de los miembros del Consejo Directivo y la organización del CRI, así como su misión. Y en este momento, el CRI tiene el gran privilegio de tener a Jill como Directora Ejecutiva. No es común encontrar a alguien que conozca la ciencia, que maneje la terminología y que también tenga las habilidades de liderazgo que ella ha demostrado. Su trabajo es extraordinario. En segundo lugar, el privilegio de conocer a Lloyd, uno de los grandes científicos de su tiempo, fue una experiencia memorable para mí. Además, he comenzado a trabajar con Jedd Wolchok y a conocerlo, esto me hace sentir igualmente privilegiado. Es un científico sin pretensiones y accesible que aporta cualidades de liderazgo excepcionales al CRI. Y, en tercer lugar, me saco el sombrero con Jill por haber captado a Adam Kolom, creador de esta iniciativa increíble del CRI, el Clinical Accelerator. CRI: Como directivo del CRI, ¿qué aspecto de la organización lo hace sentirse más orgulloso?Sr. Nordeman: Como en la mayoría de las organizaciones, todo se reduce a las personas. El Consejo Directivo y las autoridades del CRI, con sus cualidades humanas, mantienen una disposición emprendedora y se plantean los patrones más altos para vencer desafíos insuperables. Aprendí que, a menudo, hay una gran distancia entre la ciencia y los negocios. El CRI continúa salvando esa distancia con el Clinical Accelerator, un modelo extraordinario y muy avanzado. La determinación del CRI para curar el cáncer y sus resultados hablan por sí mismos. También tuve la suerte de haber tenido una relación cercana con George Parker, un querido amigo y directivo del CRI quien, lamentablemente, murió de cáncer. Por intermedio de George, desarrollé una relación personal y comercial duradera con Chuck Feeney y su fundación, The Atlantic Philanthropies. Chuck creía en la visión y misión del CRI. Su generosa donación de muchos millones de dólares, a través de The Atlantic Philanthropies, transformó totalmente la capacidad del CRI para obtener muchos de los resultados que hoy tanto nos enorgullecen. CRI: ¿Por qué alguien debería hacer un donativo al CRI?Sr. Nordeman: Aparte de las personas y la misión, el CRI aplica un modelo en el que del 85 al 90 por ciento de los fondos recaudados se destina a la ciencia. El CRI siempre ha sido sumamente eficiente en el uso acertado de sus fondos. CRI: ¿Qué significa para usted recibir el Premio Oliver R. Grace Award?Sr. Nordeman: Me siento muy halagado y verdaderamente honrado. Oliver Grace era el presidente del CRI cuando me integré al Consejo Directivo. Recibir un premio con su nombre es inspirador. Lo vi dirigir el CRI y recuerdo que sabía escuchar muy bien. Pude ver cómo él, con un su único ojo (llevaba un parche sobre el otro), observaba los desafíos que enfrentaba la organización y, con su típica discreción, llegaba a las respuestas correctas. Así conducía a la organización en cada paso hacia su ambiciosa meta de curar el cáncer. Me emociona recibir un premio con su nombre. Publicado originalmente el 16 de septiembre de 2014.