Pacientes Oswald Peterson Area of Research: Cáncer de pulmón Lung Cancer La historia de Oswald El día de Año Nuevo de 2017, Oswald fue al servicio de urgencias porque se sentía terriblemente mal: estaba débil, cansado y no podía hacer ejercicio. Volvió a su casa con un inhalador y un diagnóstico desconocido de neumonía o EPOC. Cuando fue al Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia (CUIMC) para hacerse un examen físico, el médico lo envió a la sala de urgencias para que le realizaran una biopsia de pulmón. Una semana después, el resultado de la biopsia indicó que tenía cáncer de pulmón de células no pequeñas en estadio IV, que se había diseminado por todo el cuerpo, incluidos los ganglios linfáticos. Su médico le dijo que la mejor opción de tratamiento era el pembrolizumab (Keytruda), un inhibidor de puntos de control dirigido a la proteína PD-1 o PD-L1 presente en los linfocitos T. Oswald recibió la primera infusión de inmunoterapia en febrero de 2017 y estuvo internado tres meses. Nunca estuvo solo en el hospital; sus amigos lo visitaban todos los días y no le dejaban perder las esperanzas. Las exploraciones de imagen mostraron que el cáncer se había reducido drásticamente tras la segunda infusión. Oswald pudo recuperar peso, volvió a trabajar en su organización sin fines de lucro y al gimnasio. A casi tres años del diagnóstico recibe tratamiento de inmunoterapia cada nueve semanas, y sus amigos están felices de poder contar la historia de cómo Oswald venció al cáncer. Preguntas y respuestas CRI: ¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer?Oswald: El día de Año Nuevo de 2017 apenas podía caminar. Junté todas mis fuerzas para ponerme de pie. Ahora me doy cuenta de que había muchas cosas que me estaba costando hacer antes del 1.º de enero, como subir las escaleras y cargar cosas. Fui al servicio de urgencias y me hicieron una radiografía. Pensaron que tenía neumonía o EPOC, porque en ese momento era fumador. Me dieron algunos antibióticos y me enviaron a casa. Una semana después no mejoraba, así que llamé a una doctora del CUIMC y me dijo que fuera a verla. Cuando llegué, me envió a la sala de urgencias para que me hicieran algunos análisis. Decidieron que me quedara porque no estaban seguros de qué era. El cáncer ni siquiera había aparecido aún. Tres semanas y media después me hicieron una biopsia de pulmón y una semana más tarde confirmaron que no solo se trataba de cáncer, sino que estaba en una etapa muy avanzada. Tenía nódulos cancerosos en el pecho que se habían extendido a la columna. Tenía cáncer de pulmón en estadio IV. CRI: ¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla?Oswald: Cuando estaba en el CUIMC, un día un médico entró y me dijo que había un nuevo tratamiento para el que yo era un excelente candidato. Acababa de salir de las fases de experimentación y lo estaban utilizando para pacientes que presentaban niveles elevados del biomarcador PD-L1. El mío era muy alto. Cuando uno está acostado con oxígeno y una vía intravenosa en el brazo, está abierto a todas las opciones. Dije: «Bien, hagámoslo». Me fui a casa un par de días y luego volví al hospital para recibir mi primera dosis de inmunoterapia. Casi de inmediato me sentí diferente. No sé si empecé a sentirme mejor, pero sí diferente. CRI: ¿Cómo fue el tratamiento? ¿Tuvo efectos secundarios?Oswald: Regresaba al CUIMC cada tres semanas para mi tratamiento. Para el segundo tratamiento, ya había empezado a engordar. Mi piel se veía genial, iba al gimnasio, recuperé la energía y tenía buen apetito. Fue un cambio realmente rápido. Pasé de no poder cruzar una habitación a estar en la elíptica durante una hora. Cuando uno empieza con la inmunoterapia, piensa que va a tener días buenos y malos, pero todos mis días han sido maravillosos. CRI: ¿Hay algo que le haya sorprendido de su experiencia con el cáncer?Oswald: When I got diagnosed with stage 4 lung cancer, I was in a place where I was willing to try anything. Immunotherapy saved my life. La inmunoterapia me dio una segunda oportunidad y yo la quería. No me había sentido así en mucho tiempo. Fue la inmunoterapia, la forma en que actuó el tratamiento, la confianza de los médicos y por supuesto mis amigos lo que me hizo querer seguir viviendo. Todo eso me hizo pensar «¿Sabes qué? Todavía estás aquí». CRI: ¿Qué le gustaría contarle a otros pacientes acerca de la inmunoterapia o de la participación en ensayos clínicos?Oswald: Mi primer consejo es averiguar todo lo que se pueda sobre todo lo que se pueda. No sabía nada de inmunoterapia. La mayoría de las personas, cuando escuchan la palabra cáncer, piensan en la quimioterapia y en la radioterapia. Hay que estar abiertos a lo novedoso de la inmunoterapia. Estamos acostumbrados a que los medicamentos nos curen y no a que reprogramen nuestro organismo. A veces, cuando se está enfermo, es posible que no se sienta que el cuerpo está dando batalla; pero la inmunoterapia le enseña al organismo a combatir la enfermedad.