ImmunoAdvocates Karen Peterson Breast Cancer La historia de Karen En 2015 me diagnosticaron cáncer de mama triple negativo en estadio I. Ese año me sometí a los tratamientos habituales de cirugía y quimioterapia. Finalmente me practicaron una mastectomía bilateral. Durante el siguiente año dediqué mucho tiempo a investigar sobre tratamientos adicionales u otras opciones de tratamiento, y a hablar con especialistas. Sabía que era muy probable que el cáncer regresara. Soy madre soltera, vivo en Harlem, Nueva York, y necesitaba estar preparada. El cáncer ha afectado enormemente a mi familia. Mi abuela materna (a los 44 años), mi hermano pequeño (a los 18 meses) y mi tío (a los 48 años), todos sucumbieron ante el cáncer. En 2017 el cáncer de mama regresó y esta vez fue metastásico. Me enfrentaba a una esperanza de vida de 18 a 24 meses. No quería volver a pasar por la quimioterapia debido a los terribles efectos secundarios, y quería tomar decisiones informadas basadas en la ciencia, no en las emociones o el miedo. Antes había considerado los ensayos clínicos, así que busqué y finalmente encontré uno en el Centro Oncológico Perlmutter del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York. No reunía las condiciones para ese ensayo, pero me enteré de otro ensayo clínico de fase 1 dirigido por el Dr. Daniel Cho. Fui la primera paciente con cáncer de mama triple negativo en inscribirse en ese ensayo de inmunoterapia. Tras ocho semanas de tratamiento, me hicieron la primera exploración por TAC que reveló una reducción de los tumores del 72 %. Esta experiencia me demostró la importancia de la defensa del paciente y de hablar en público. También soy sobreviviente de cáncer infantil (tumor de Wilms) y una gran defensora de la investigación para tratar el cáncer. Espero que mi defensa y mis charlas ayuden a otras personas a conocer sobre la inmunoterapia. Preguntas y respuestas ¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer? En 2015, me enteré de que tenía cáncer por una llamada de mi médico: la biopsia realizada después la ecografía (tenía tejido mamario denso) confirmó el diagnóstico de cáncer de mama. El segundo diagnóstico fue en 2017. Mi oncólogo quedó preocupado después de una revisión de rutina y los análisis de sangre. Me hicieron una exploración por TAC que reveló actividad en varias zonas. Una biopsia posterior de la columna reveló tumores malignos. ¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla? Decidí tomar decisiones bien fundamentadas en función de la composición de mi tumor. En 2017, cuando recibí mi segundo diagnóstico de cáncer de mama, quise obtener una segunda opinión antes de decidir volver con la quimioterapia. Cuando fui a esa cita, el oncólogo dijo que tenía muchas «células combatientes» (linfocitos infiltrantes tumorales) que intentaban atacar el tumor. Este oncólogo me recomendó pruebas genómicas y sugirió incorporar la inmunoterapia en mi plan de tratamiento. El informe genómico confirmó que mi tumor tenía mutaciones que podían estar accionando el cáncer, por lo que resolví buscar un ensayo clínico que solo tuviera inmunoterapia como protocolo de tratamiento. ¿Cómo fue el tratamiento? ¿Tuvo efectos secundarios? Mi tratamiento consistía en una infusión cada 21 días de dos medicamentos de inmunoterapia diferentes (un inhibidor de puntos de control PD-1 e IL-2). La combinación de estos dos medicamentos estimuló mi sistema inmunitario para que eliminara el cáncer. Como efecto secundario de la IL-2 tuve descamación de la piel alrededor de los ojos y los labios. También sentía un cansancio intenso, tenía sarpullido en la zona del pecho, dificultad para respirar y dolor artrítico severo. ¿En qué se diferencia la inmunoterapia de otros tratamientos que pueda haber recibido? El tratamiento de quimioterapia y el de inmunoterapia fueron sumamente diferentes. Con la quimioterapia se me cayó el pelo y se me debilitaron las uñas. Quedé expuesta a una infección y embolia pulmonar. Me sentía débil, sola, poco atractiva y a prueba de batallas. Con la inmunoterapia me sentí cansada, pero en 72 horas los síntomas disminuyeron y me recuperé maravillosamente. Pude conservar el pelo, arreglarme las uñas, mantener una dieta saludable, bailar, viajar y participar en actividades. Por último, la inmunoterapia tiene una respuesta constante más prolongada. En mi caso, respondí totalmente al tratamiento y he estado fuera del ensayo por más de un año. ¿Hay algo que le haya sorprendido de su experiencia con el cáncer? La opinión del paciente es sumamente valiosa. No tenía idea de que mi experiencia de haber completado con buenos resultados un ensayo clínico de fase 1 me ayudaría a desarrollar una carrera profesional completamente diferente. La importancia de la autodefensa y el papel que desempeñó para lograr mi objetivo de participar en un ensayo clínico (tras divorciarme de mi primer equipo oncológico) me ha dado una confianza renovada. ¿Qué le gustaría contarle a otros pacientes acerca de la inmunoterapia o de la participación en ensayos clínicos? La inmunoterapia es un campo en constante evolución, y todo el tiempo están apareciendo nuevos ensayos clínicos. Soy una de las pocas mujeres afroamericanas que participó y completó con éxito un ensayo clínico, y quiero que otros pacientes con cáncer en etapa avanzada comprendan que debe ser una opción que debe analizarse y considerarse junto con todos los demás tratamientos tradicionales. Creo firmemente que estas conversaciones deben darse al principio de los diagnósticos de cáncer en estadio avanzado. Es fundamental informarse y buscar ayuda y recursos para analizar la información. Como paciente, tratar de entender la ciencia que subyace en la inmunoterapia y los ensayos clínicos puede resultar abrumador. Nadie debería tener que resolver esto solo.