Inmunes al cáncer: el blog del CRI

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Erica Braden’s Immunotherapy Story

Melanoma |  Diagnosed 2010

Tuvimos mucha suerte.

La historia de Erica

Mi historia es bastante larga. Hemos llevado un registro de todo en nuestro blog personal en: https://www.harvster.com/cancer-sucks-metastatic-melanoma

Intentaré resumirlo aquí lo mejor que pueda. A fines de 2009, mi esposo notó un lunar en la parte posterior de mi brazo izquierdo que, según dijo, se veía un poco raro. Fui al dermatólogo. Miró el lunar y decidió quitarlo y enviarlo para realizar una biopsia. La biopsia reveló que se trataba de un melanoma, y el dermatólogo me derivó a un cirujano plástico diciendo que era necesario quitar una gran superficie alrededor del sitio. Todas estas fueron noticias devastadoras.

En ese momento teníamos un hijo de 3 años y uno de 6. Acababa de celebrar mis 30 años. Realmente sentí que todo el mundo se había dado vuelta. En una semana me operaron y también me dieron la inyección de contraste para examinar los ganglios linfáticos de la axila. La biopsia de los ganglios resultó positiva con melanoma metastásico en tres de ellos. Así, el cirujano plástico me derivó a un cirujano oncólogo para que me realizara una linfadenectomía a fin de extirpar todos los ganglios linfáticos del pecho y la axila izquierda.

Tras la extirpación total de los ganglios linfáticos, la biopsia no mostró tumores adicionales en ninguno de ellos. Luego me derivaron a un oncólogo para analizar el tratamiento posterior para frenar la posible propagación. El oncólogo local insistió bastante en que comenzara con interferón. Ese era el plan de tratamiento habitual. Dijo que se había demostrado que el interferón aumentaba en un 10 % las probabilidades de que el melanoma no se diseminara internamente. Eso no me pareció un muy buen negocio.

Terminamos comunicándonos con el Centro oncológico MD Anderson de Houston. Nos coordinaron una cita para la semana siguiente para ver a un cirujano oncólogo y un oncólogo médico en la Clínica de la piel y el melanoma de ese centro. En la consulta, el cirujano oncólogo me dijo que no estaba convencido del procedimiento de linfadenectomía que me habían realizado. Dijo que la mayoría de los cirujanos oncólogos realizan un procedimiento muy rutinario para la extirpación de los ganglios linfáticos más orientado a las pacientes con cáncer de mama. Eso tenía sentido por el hecho de que un cirujano corriente ve a cientos o miles de pacientes con cáncer de mama y a uno con melanoma. Propuso someterme a otro procedimiento que le permitiera asegurarse de limpiar bien todos los ganglios posibles y todo el tejido. Elegí seguir adelante con esa cirugía y extirpó dos ganglios linfáticos adicionales y bastante más tejido. Por suerte, esos dos ganglios no presentaban indicios de cáncer. En la consulta con el oncólogo médico del MD Anderson el tema principal fue el interferón.

Finalmente, decidí no recibir el interferón y seguir con una muy atenta rutina de observación. La idea de tomar un medicamento que auguraba que me enfermara todo un año y que tenía pocas probabilidades de dejarme beneficios no era nada atractiva. Me realicé todas las exploraciones de imagen y fui a todas las consultas de seguimiento en el MD Anderson en Houston. Al principio las consultas eran cada dos meses y luego pasaron a ser una vez al año.

Ocho años después… Tenía fuertes dolores abdominales. Mi médica general estaba intentando determinar si tenía una úlcera estomacal. No encontró ningún indicio de úlcera y me derivó para que me hicieran una colonoscopia y una endoscopia del aparato digestivo superior. Al día siguiente, el dolor de estómago era tan terrible que mi esposo me obligó a quedarme en casa y me llevó a la sala de urgencias. Me hicieron una ecografía de estómago, el médico de urgencias vio algo y decidió hacerme una TAC, donde se veían tumores en el hígado, demasiados para contarlos. Siempre supimos que ese día podría llegar, pero una nunca está preparada para escuchar algo así. Eso fue el 17/4/18. El médico de urgencias me recetó algunos analgésicos y nos fuimos a casa.

Ambos estábamos completamente conmocionados. Después de una siesta de dos horas, mi esposo me despertó y me dijo que iba a sacar a nuestros dos hijos de la escuela y que nos marchábamos al Centro oncológico MD Anderson de Houston. El centro queda a unas cuatro horas y media en coche desde casa. Cuando los niños llegaron a casa, lloramos juntos y les explicamos todo lo mejor que pudimos. Aproximadamente una hora después íbamos camino a Houston. Entramos por el servicio de urgencias y unas cuatro horas después me ingresaron al hospital. Otra exploración por TAC y una resonancia magnética revelaron que tenía lesiones (tumores) en el hígado, los pulmones, el cerebro y el tejido abdominal. Pasé casi tres semanas en el hospital entre dos internaciones distintas.

Durante la primera, comencé con ipilimumab y nivolumab. En el siguiente mes terminé un par de veces en la sala de urgencias, principalmente por dolor y angustia. Al final solo pude recibir 3 dosis de ipilimumab, porque empecé con problemas en el hígado y tuve que tomar corticoides. También tomé un descanso del nivolumab y pude reanudarlo después de unos 45 días.

En la primera consulta de seguimiento surgió que algunos tumores se estaban reduciendo y todos los demás parecían estables. Un mes después, los tumores cerebrales solo mostraban residuos y todo seguía achicándose sin que se detectara una nueva enfermedad. Esa ha sido la tendencia desde hace 12 meses. Todavía recibo nivolumab una vez al mes, y las ecografías son cada 90 días.

Soy maestra y volví a trabajar a fines de agosto de 2018. Si alguien con mi diagnóstico hubiera dicho no mucho tiempo atrás que iba a volver a trabajar en 4 meses, hubiera resultado por lo menos gracioso.

Preguntas y respuestas

¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer?

Fui a un dermatólogo, me quitó el lunar y lo envió al laboratorio para una biopsia. Tres días después recibí una llamada en la que me informó que el lunar era un melanoma maligno. Quedé devastada con la noticia. A mi papá le habían diagnosticado melanoma metastásico unos 5 años antes, así que en cierto modo estaba familiarizada con lo que estaba enfrentando.

¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla?

Después del diagnóstico en 2010 de estadio IIIA, con mi esposo hemos seguido de cerca la evolución de las opciones de tratamiento. Estábamos al tanto de los avances asombrosos y de la esperanza que representaba la inmunoterapia cuando se nos vino encima el diagnóstico de estadio IV.

¿Cómo fue el tratamiento? ¿Tuvo efectos secundarios?

Absolutamente nada de qué quejarme. En los años siguientes al diagnóstico de estadio IIIA, hubiese significado que me derivaran a un centro de cuidados paliativos por mi situación en función del diagnóstico de estadio IV. Tal vez tuve suerte, pero cualquier cosa que pudiera pensar que se trataba de un efecto secundario, podría muy haber sido el propio cáncer.

¿Qué le gustaría contarle a otros pacientes acerca de la inmunoterapia o de la participación en ensayos clínicos?

Aprendan todo lo que puedan. Ustedes y sus seres queridos son y serán siempre sus mejores defensores. Busquen un oncólogo médico con el que sientan una conexión personal. Necesitan a alguien que se tome el tiempo para darles toda la información y ayudarlos a tomar la mejor decisión. No importa lo mal que parezcan las cosas, deben saber que vale la pena investigar todas las opciones razonables. Los ensayos clínicos se están convirtiendo cada vez más en los tratamientos más innovadores. Si la opción que necesito es un ensayo clínico, lo buscaré.

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